Esa viscosa manera de colocarme una placa (I)

El legendario laboratorio de teatro Mamá-Z –que fue, además, taller de autoayuda antes de la caída del Muro de Berlín-, ha sido invitado a la inauguración de 50X50, Paseo del Rock Mexicano, organizada por la Delegación Cuauhtémoc.

Este paseo ha de ser como el Rock and Roll Hall of Fame, pero en guaraches y con sabor a elote con crema y chile piquín.

Y sucede que algún consejo de sabios decidió que Mamá-Z debe ser reconocido por su contribución al Estudio del Mecanismo Psíquico de los Fenómenos Neuróticos como Resultado del Parricidio en la Etapa Oral.

Muchas gracias.

Quienes participamos de este proyecto (1984-1996), hemos de decir que también compusimos algunas canciones, cuyo fin fue siempre tener entretenidos a nuestros pacientes mientras leían las revistas médicas en la sala de espera.

El homenaje colectivo (quién sabe con qué tipo de gente nos van a juntar) se celebrará este sábado, 22 de julio de 2006, a las 13:00 horas, en el Jardín Ramón López Velarde (Avenida Cuauhtémoc, Orizaba, Huatabampo y Antonio M. Anza), en su extremo norte, frente al Centro Médico Siglo XXI.
Será Virginia Jaramillo Flores, jefa delegacional, quien presidirá esta actividad cultural y nos hará entrega (a nosotros y a una multitud) de un reconocimiento por nuestra aportación a… algo.

Mamá-Z fue Octavio Herrero, Gerardo Aguilar Tagle, Óscar Fernández, Jorge Escalante, José Hernández Prado, Ana Laura Márquez, Óscar Sarquiz, Agustín Aguilar Tagle, Cecilia García-Robles, Paco Barrios, Alejandra Ortiz Canseco y Sabo Romo, entre otros.

El cancionero de Mamá-Z se encuentra contenido en varios álbumes: Mamá-Z (el Disco Rojo), Esa viscosa manera de pegarme las ganas, Mójame el alma entera, Canciones de domingo, No hay guirnaldas de olvido ni flores para el olvido de ti I y II, Las Moscas de Metepec, Las Orquídeas Susurrantes y Episodios Perdidos.
Durante su labor humanitaria, Mamá-Z hizo muy buenos amigos. Entre ellos, Guillermo Briseño, a quien vemos aquí con Gerardo Aguilar Tagle. Ambos son, sin duda, leyendas vivas del bugalú, del rocanrol y de la música a go-go. Atrás, sonriente y de blusa color de rosa, aparece María Eugenia Sámano Valenzuela, que en su mocedad inspiró varias melodías de Mamá-Z, como Morir de amor (Parir chayotes) y M'amor (no me dejes solo).

Al final de sus días, Mamá-Z incluyó en su repertorio un blues compuesto por Octavio Herrero: Magdalena, que todavía hoy puede escucharse en Ruta 61, interpretada por Las Señoritas de Aviñón.

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